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Aprendiendo matemáticas en un ambiente CAS: la génesis de una reflexión sobre la instrumentación y la dialéctica entre el trabajo técnico y el conceptual*

 

Michèle Artigue

Université Paris 7 Denis Diderot & IREM

 

 

Resumen

 En este artículo presento la génesis de una reflexión acerca de algunas cuestiones relacionadas con la instrumentación, y sobre la dialéctica entre el trabajo conceptual y el trabajo técnico en matemáticas, la cual ha sido inducida por varios años de investigación sobre la enseñanza y el aprendizaje de las matemáticas en ambientes CAS. Esta reflexión es meramente personal, y ha madurado progresivamente a través de intercambios y de la colaboración mutua, en Francia, durante los años noventa. Después de una corta introducción, presento brevemente los principales marcos teóricos que hemos desarrollado y utilizado: el enfoque antropológico en didáctica iniciado por Y. Chevallard, y la teoría sobre la instrumentación desarrollada en la ergonomía cognitiva. Estructuro entonces la reflexión alrededor de algunos puntos principales: la inesperada complejidad de la génesis instrumental, las exigencias matemáticas de la instrumentación, el estado de las técnicas instrumentadas, los problemas que se presentan en su conexión con las técnicas de papel y lápiz, y  su gestión institucional.

 

 

I. Introducción.

El desarrollo de las matemáticas siempre ha dependido del material y de las herramientas simbólicas disponibles para el cálculo  matemático. Nadie negará el papel desempeñado por la introducción del sistema decimal, la construcción de las tablas de logaritmos, la tabulación de las funciones elementales, el desarrollo de herramientas de cómputo mecánicas y gráficas, etc. Actualmente, los avances en cómputo están ligados al desarrollo del software matemático; entre ellos los sistemas de álgebra por computadora (CAS en lo sucesivo) desempeñan un papel en franco crecimiento. Los matemáticos y los ingenieros profesionales saben bien que estas nuevas herramientas sofisticadas no se convierten inmediatamente en instrumentos matemáticos eficientes para el usuario: su complejidad no facilita el beneficiarse completamente de su potencial; debido a la parcial inaccesibilidad de su código interno, el control sobre su uso requiere cierta experiencia. Los profesionales aceptan que hay un costo que pagar por aprender a utilizar con eficacia este nuevo software. También saben que estas nuevas herramientas han cambiado progresivamente sus prácticas matemáticas y, para algunos de ellos, incluso la “problemática” de su actividad matemática. Actualmente se reconoce el interés y la necesidad de la investigación ligada al desarrollo de paquetes de software cada vez de mayor potencia para los cómputos exactos o aproximados, y el cómputo científico, como un área específica de la investigación matemática, tiene un pleno reconocimiento.

 

En el mundo educativo, en cambio, a excepción de los cursos avanzados y del entrenamiento profesional, la situación contrasta con el panorama anteriormente descrito. Lo que es fomentado por la enseñanza de las matemáticas, y especialmente por la enseñanza general de las matemáticas, no es una práctica matemática eficiente, asistida por las herramientas actuales y de gran potencia hoy disponibles; es más bien la transmisión de las bases de una cierta cultura matemática. Los valores de tal cultura son valores sociales y, como tales, tienen una base estable y sólida que tiende a determinar nuestras relaciones con y nuestra interpretación del mundo circundante (Abric, 1987). Fueron establecidos y estabilizados, a lo largo de la historia, en ambientes pobres en tecnología, e integran lentamente la evolución de las prácticas matemáticas y las necesidades ligadas a la evolución tecnológica. Lo que en primer lugar se pide del software y de las herramientas de cómputo es que sean instrumentos pedagógicos. Deben permitir aprender mejor el contenido y los valores de las matemáticas que han sido definidos sin tomar en cuenta estas herramientas. También se les pide que ayuden a luchar contra las prácticas de enseñanza "inadecuadas" (prácticas de enseñanza excesivamente orientadas hacia la exposición pura o a hacia el aprendizaje de habilidades matemáticas), si no es que a superar las dificultades que enfrenta la escuela y que son inducidas por problemas sociales más generales. En estas condiciones, es especialmente difícil evitar las trampas ideológicas e implementar de una manera eficiente las cuestiones referentes a la instrumentación computacional, a las relaciones entre el aprendizaje técnico y el conceptual, entre las técnicas de papel/lápiz y las técnicas instrumentadas.

 

En este texto, quisiera contribuir a la reflexión en torno a estas cuestiones. Lo haré apoyándome en diversas investigaciones que conozco perfectamente y que, en mi opinión, constituyen un sistema coherente que se centra en estas cuestiones. En primer lugar presentaré los marcos teóricos que dichas investigaciones han utilizado, y que a la vez han contribuido a desarrollar progresivamente. Enseguida intentaré presentar lo que considero como las principales contribuciones de estos proyectos de investigación a las cuestiones referidas. Ciertamente, se trata de una visión parcial, especialmente por cuanto estas investigaciones se ocupan solamente de la enseñanza de las matemáticas en secundaria. Espero que tanto la reacción como el trabajo del grupo permitan discutirla y enriquecerla, así como también reflexionar sobre su pertinencia en lo que concierne a niveles más avanzados de la enseñanza.

 

Por razones de extensión, este texto solamente presenta las líneas generales de la reflexión; más detalles y ejemplos están disponibles en las referencias. Algunos ejemplos ilustrativos también serán incluidos en una versión más larga de este texto, disponible en la reunión, y serán utilizados en la presentación oral.

 

El trabajo de investigación al cual me refiero en este texto es principalmente una investigación francesa realizada por diversos equipos en París, Rennes y Montpellier, desde 1993 (Artigue, 1997), (Artigue y otros, 1997), (Guin y Delgoulet, 1997), (Guin y Trouche, 1999), (Lagrange, 1999, à paraître), (Trouche, 1997, 2000), (Defouad, 2000). He estado involucrada personalmente en algunos de estos proyectos, que no pueden ser considerados como independientes. Ha sido a través de la interacción mutua, más y más activa a lo largo del tiempo, que nuestra reflexión en torno a las cuestiones instrumentales ha madurado progresivamente. Por esta razón, favoreceré a menudo el “nosotros” en lo que sigue. Pero quisiera agregar que la visión que tengo sobre esta génesis es ciertamente una visión personal, y que las construcciones y reconstrucciones que presento aquí están bajo mi absoluta responsabilidad.

 

 

II. Un marco teórico para reflexionar acerca del aprendizaje en ambientes CAS.

La convicción de que un marco teórico específico era necesario para estructurar la reflexión y la investigación sobre las cuestiones que son el tema de este grupo de trabajo emergió de una primera investigación, realizada en los marcos de un proyecto nacional sobre la integración de los dispositivos CAS en la escuela secundaria y en las clases[1] de CPGE (Artigue, 1997). Esperábamos que tal marco nos ayudara a superar algunas trampas de la investigación a las que éramos cada vez más sensibles, siendo la primera de ellas el corte “técnico-conceptual”. En nuestra opinión, los enfoques constructivistas, tal como eran utilizados en aquella época (a principios de los años noventa) en la investigación sobre CAS, y más generalmente en la investigación educativa ligada a las tecnologías informáticas, tendían a apoyar en un cierto sentido este corte, y decidimos tomar una cierta distancia de ellos. Los enfoques antropológicos y socio-culturales nos parecían más sensibles al papel desempeñado por los instrumentos en la actividad matemática, y más capaces de rehabilitar el papel del trabajo técnico. Ésta es la razón por la que dirigimos nuestra atención hacia el enfoque antropológico desarrollado por Y. Chevallard (Chevallard, 1992), (Bosch y Chevallard, 1999), un enfoque que está teniendo una influencia creciente en la investigación didáctica francesa. Este enfoque, por su base institucional, también permitió que nos distanciáramos de los enfoques cognitivos dominantes en el área, y le asigna un lugar adecuado a las cuestiones institucionales que nosotros, cada vez más claramente, reconocíamos como esenciales. Puesto que es obviamente imposible resumir en algunas líneas el enfoque antropológico, precisaré solamente los elementos principales necesarios para entender la discusión.

El enfoque antropológico comparte con los enfoques socio-culturales, cuya influencia en el campo educativo está aumentando (Sierpinska y Lerman, 1996), la visión de que los objetos matemáticos no son objetos absolutos, sino entidades que emergen de las prácticas en el seno de instituciones[2] dadas.

 

Estas prácticas o “praxeologías”, como son llamadas por Chevallard, se describen en términos de las tareas en las cuales encaja el objeto, en términos de las técnicas usadas para resolver dichas tareas, y en términos de un discurso que explique y justifique las técnicas. Y. Chevallard distingue dos niveles en este discurso: el tecnológico y el teórico, éste último proporcionando una base teórica para el primero. En este texto, a la palabra “tecnología” se le asigna otro significado. Para evitar malentendidos, combinaremos estos dos niveles en uno solo, nuevo, el nivel teórico. La palabra “teórico” se debe tomar así en un sentido más amplio que el usual.

 

Analizar la vida de un objeto matemático en una institución, entender el significado en la institución de “conocer/entender un objeto matemático”, es identificar las praxeologías que lo ponen en juego. Aquí un papel esencial es desempeñado por las "técnicas". El término "técnica" se debe también tomar en un sentido más amplio. Una técnica es una manera de resolver una tarea y, tan pronto como una vaya más allá del conjunto de tareas rutinarias, para una institución dada, cada técnica es un conglomerado complejo de razonamientos y de tareas alternas rutinarias. Las técnicas no solamente tienen un valor pragmático que les permite que produzcan resultados, tienen también un valor epistémico, puesto que se componen en parte de la comprensión de los objetos, y son también una fuente de nuevas preguntas. Por razón obvia de eficacia, el avance del conocimiento en una institución requiere de la rutinización de ciertas técnicas. Esta rutinización es acompañada, a su vez, por un debilitamiento de los discursos teóricos asociados y por una "naturalización" o "internalización" del conocimiento asociado que tiende a ser transparente, a ser considerado como "natural". Una técnica que ha llegado a ser rutinaria tiende a ser "desmatematizada" para los diferentes sujetos de la institución. El hecho de que, en el proceso de convertirse en rutinas, las matemáticas se naturalizan, es importante para nuestra reflexión, porque en este proceso de naturalización la técnica pierde su "nobleza matemática" y se convierte en un acto simple. En nuestro trabajo matemático, lo que finalmente se considera como matemático se reduce a la punta del iceberg de nuestra actividad matemática real, y esta dramática reducción influye fuertemente en nuestra visión de las matemáticas, del aprendizaje de las matemáticas, y de los valores ligados a ellos[3].

 

El enfoque antropológico que acabamos de introducir se abre a un mundo complejo cuya economía obedece a leyes sutiles, que desempeñan un papel esencial en la producción real del conocimiento matemático, así como en el aprendizaje de las matemáticas. Un enfoque tradicional constructivista no nos ayuda a sospechar esta complejidad, mucho menos a estudiarla. Sin embargo, este estudio es esencial porque, según lo precisado por J. B. Lagrange (Lagrange, por aparecer), es a través de las prácticas donde el trabajo técnico juega un papel tan decisivo, que uno construye los objetos matemáticos y las conexiones entre éstos, que luego son considerados de naturaleza conceptual.

 

La evolución tecnológica trastorna esta economía y los equilibrios tradicionales que existieron entre el trabajo conceptual y el técnico, la interacción dialéctica entre los objetos[4] "ostensivos" y "no ostensivos" de la actividad matemática (Chevallard y Bosch, 1999). La gran reducción en el costo de la ejecución, por ejemplo, reduce las necesidades de la rutinización que hemos mencionado arriba. Las técnicas, al ser instrumentadas por la tecnología computacional, cambian, y este cambio modifica sus valores pragmático y epistémico. Las necesidades matemáticas de las técnicas también cambian. Nuevas necesidades emergen, ligadas a la implementación computarizada del conocimiento matemático y a la evolución asociada de las representaciones semióticas (Balacheff, 1994). Estas necesidades no se identifican fácilmente si la actividad matemática se asocia solamente con su parte "noble" (la extremidad del iceberg), si las necesidades matemáticas del trabajo técnico no son consideradas seriamente. El enfoque antropológico, como nos parecía, provee un marco adecuado para cuestionar estos cambios y sus posibles efectos sobre la enseñanza y el aprendizaje.

 

Construido con referencia a los ambientes tradicionales de enseñanza, el enfoque antropológico en didáctica, sin embargo, no ha desarrollado hasta ahora herramientas suficientemente eficientes para reflexionar acerca de los procesos de la instrumentación. Es en los trabajos sobre la ergonomía cognitiva, que adopta también una perspectiva antropológica, que hemos encontrado un primer acercamiento que apoya nuestra opinión. (Vérillon y Rabardel, 1995). Los investigadores en este dominio deben, en efecto, trabajar con el aprendizaje profesional que ocurre en ambientes tecnológicos complejos, como por ejemplo el entrenamiento de pilotos. Han desarrollado las herramientas conceptuales adaptadas al estudio de tales tipos de aprendizaje. La primera contribución reside, sin duda, en la concepción de la noción misma de instrumento. El instrumento se distingue del objeto, ya sea material o simbólico, en el cual se basa y para el cual utilizamos el término "artefacto". Es una entidad mixta, constituida por una parte de un artefacto y por la otra de los esquemas que lo convierten en un instrumento. Para un individuo dado el artefacto, en principio, no tiene un valor instrumental. Se convierte en un instrumento mediante un proceso, o génesis, a través de la construcción de esquemas personales o, más generalmente, por la apropiación de esquemas sociales preexistentes. Esta génesis instrumental funciona en dos direcciones. En la primera dirección, la génesis instrumental se dirige hacia el artefacto, dotándolo progresivamente de potencialidades, y transformándolo eventualmente para las aplicaciones específicas; llamamos a esto la "instrumentalización" del artefacto. En la segunda dirección, la génesis instrumental se dirige hacia el sujeto, y conduce al desarrollo o a la apropiación de los esquemas de la acción instrumentada, los que progresivamente constituyen las técnicas que permiten una respuesta eficaz a las tareas dadas. Esto último es lo que propiamente se llama "instrumentación". A efecto de entender, monitorear esta génesis instrumental, es necesario identificar las restricciones inducidas por el instrumento; y especialmente con relación al tipo de instrumento al cual nos referimos aquí, dos clases de restricciones: las "restricciones de comandos" y las "restricciones de organización[5]". Éstas resultan de las restricciones "internas" y de "interfase". Es también necesario, por supuesto, identificar los nuevos potenciales ofrecidos por el trabajo instrumentado.

 

Es dentro de esta perspectiva teórica y global que nuestra investigación está situada. Intentaremos en lo que sigue mostrar cómo esta investigación ha permitido que progresemos en la reflexión, centrándonos en algunos puntos específicos:

 

  • la inesperada complejidad de la génesis instrumental,
  • las exigencias matemáticas de la instrumentación,
  • el estado de las técnicas instrumentadas, los problemas que emergen de su conexión con las técnicas de papel y lápiz, y su gestión institucional.

 

No son, por supuesto, puntos independientes, incluso si en este texto los separamos para estructurar y clarificar la presentación.

 

 

III. La inesperada complejidad de la génesis instrumental.

Durante los dos años próximo pasados, hemos realizado una extensa investigación en el marco de un proyecto nacional. Su objetivo era el siguiente: identificar los potenciales y las limitaciones de la investigación y del trabajo innovador existente sobre TICE[6], a fin de enfocar las cuestiones ligadas a la integración de la tecnología en la enseñanza de las matemáticas y comprender mejor las dificultades de dicha integración. Estas dificultades son ahora de hecho persistentes en Francia, a pesar de la continua ayuda institucional otorgada a la integración por más de 20 años (Lagrange et al., 2000). Esta investigación ha considerado más de 600 publicaciones y producciones en esa área, extendiéndose a partir de 1995 a 1998, entre ellas 175 relacionadas con CAS. Se ha demostrado claramente que la complejidad de la génesis instrumental se ha subestimado extensamente en la investigación y el trabajo innovador sobre TICE, hasta fechas recientes. La función didáctica de la tecnología y los problemas asociados de legitimidad que hemos señalado al principio de este texto han contribuido ciertamente a tal subestimación. En nuestros equipos de investigación, dos tesis doctorales recientes, la primera de L. Trouche (Trouche, 1997) y la segunda de B. Defouad (Defouad, 2000), han permitido que hagamos un cierto avance en la toma de conciencia y en el entendimiento de esta complejidad.

 

La tesis de L. Trouche se refirió principalmente a la conceptualización de la noción de límite, en dos ambientes distintos: calculadoras gráficas, y después calculadoras simbólicas. El autor ha centrado especialmente su atención en los límites en la vecindad del infinito, mientras que desarrollaba un diseño de ingeniería didáctica que cubre la enseñanza del cálculo o del análisis elemental para todo el 12º grado, en el área de ciencias.

 

Su investigación, en primer lugar, evidencia la diversidad de las relaciones instrumentales que los estudiantes desarrollan en este contexto institucional. Esta diversidad conduce a L. Trouche a introducir cinco perfiles extremos, que él llama respectivamente: "teórico", "racionalista", "escolástico[7]", "artesano", y "experimentador". Estos perfiles se caracterizan por la clase de recursos que resultan favorecidos por el estudiante, por el metaconocimiento que tiende a activar, por los modos de validación que privilegia (Trouche, 2000). El "artesano", por ejemplo, es caracterizado a lo largo de tres ejes por la triada siguiente: (calculadora, investigación, acumulación), mientras que el "racionalista" es caracterizado por la tripleta (papel/lápiz, inferencia, prueba), y el "teórico" por la terna (referencias, interpretación, analogía). De acuerdo con su perfil, los estudiantes desarrollan diversas relaciones con sus calculadoras gráficas y simbólicas. En (Trouche, 2000), el autor en primer lugar ilustra este punto analizando el comportamiento diverso de los estudiantes cuando, al inicio del año académico, se les pide estudiar con su calculadora gráfica el límite, cuando , de una función polinómica de grado 4 cuyo término en  tiene un coeficiente igual a 0.03. Debido al tamaño pequeño de este coeficiente, la representación gráfica de la función en ventanas más o menos estándares no es coherente con el estudio "algebraico" que estos estudiantes pueden teóricamente producir en esta etapa del año académico. Estas diferencias tienen efectos evidentes en la génesis instrumental de las calculadoras gráficas, que son las únicas calculadoras disponibles al principio del año, y después en la génesis instrumental de las calculadoras simbólicas.

 

La investigación de L. Trouche ha permitido identificar los diversos esquemas de la acción instrumentada que son probables de manifestarse en el trabajo sobre límites a este nivel de enseñanza. Estos esquemas descansan sobre varios "teoremas en acción", según la terminología introducida por G. Vergnaud en la teoría de los campos conceptuales (Vergnaud, 1990), y los esquemas dominantes evolucionan a lo largo del año para cada tipo de perfil. Para cada perfil, excepto el "escolástico", el trabajo experimental muestra, por ejemplo, que la acción instrumentada, iniciada en el ambiente de calculadoras gráficas, no tiende a reducirse al mero uso del comando limit con su sintaxis específica, cuando las calculadoras simbólicas llegan a estar disponibles en diciembre[8]: los esquemas que los estudiantes desarrollan son más sutiles que eso. La investigación también demuestra que los esquemas locales que se construyen para ocuparse de tareas muy específicas, por ejemplo: la determinación de límites en +¥ , interactúa con esquemas más globales, como por ejemplo el llamado por Trouche "esquema del desvío aproximado". Este esquema corresponde al acto de usar el comando específico disponible en la TI-92 y la TI-89 (diamante + ENTER) para conseguir un valor aproximado de un número dado, al trabajar en el modo exacto. Este esquema se puede utilizar en las diversas situaciones donde la calculadora no puede dar una respuesta exacta, o cuando uno desea localizar un resultado cuya expresión exacta no sea suficientemente informativa (por lo menos en lo que concierne a la magnitud del número). Pero la investigación también demuestra que, según el estudiante y la situación, este esquema puede tomar diversos significados: puede ser parte de un proceso de anticipación o de verificación (DA1); puede ser considerado como substituto del resultado previsto (DA2); puede ser visto como una estratagema: las particularidades del valor aproximado que se obtiene se utilizan para conjeturar el valor exacto (DA3). Parece que los usos del tipo DA1 son más probables de aparecer con los perfiles del "racionalista", del "teórico" y del "experimentador", el tipo DA2 con  los perfiles "artesano" y "escolástico",  y el tipo DA3 con el perfil "artesano".

 

La tesis de B. Defouad se refiere al estudio de la génesis instrumental de la calculadora TI-92, centrándose en una tarea que se puede considerar como representativa de la introducción al campo del análisis elemental: el estudio de las variaciones de una función. Una vez más, esta investigación se sitúa en un contexto experimental más amplio que cubre el programa completo de matemáticas para el área científica, en el grado 11, donde el análisis comienza a ser enseñado oficialmente. La metodología usada combina observaciones regulares en el salón de clase, cuestionarios y tests, y el seguimiento durante todo el año académico de algunos estudiantes seleccionados en la clase experimental según su sexo, su nivel académico en matemáticas y su relación personal con la tecnología. En la clase experimental, a los estudiantes se les proporciona una calculadora TI-92 por un año.

 

La tarea que consideramos aquí ya no es una tarea local y este hecho, por supuesto, influye en la génesis instrumental. Esta investigación, al igual que la anterior, demuestra la complejidad de los procesos de la instrumentación. La génesis instrumental obedece a una organización temporal que no refleja la organización temporal de la enseñanza oficial dedicada a las cuestiones de la variación. Combina una sucesión de ciclos: "explosión- reducción", e inclusive al final del año académico sigue siendo frágil. Tiende a favorecer una diversa relación con la demostración matemática, donde los estudiantes dan más importancia a la búsqueda de coherencia entre la información que proviene de diferentes aplicaciones (cómputo simbólico, representaciones gráficas y valores aproximados asociados obtenidos con comandos de matemáticas en la ventana de gráficas, tablas de valores numéricos) que a la búsqueda de una argumentación decisiva.

 

Más concretamente, apoyándose en los datos recogidos en las entrevistas con los estudiantes seleccionados, donde una tarea sobre variación les fue propuesta sistemáticamente, e involucraba a una función que estaba más allá de la frontera del sistema de funciones razonablemente familiares a los estudiantes en ese entonces, B. Defouad identifica varias fases en la instrumentación de la variación. Durante la primera fase, los estudiantes siguen atados a la cultura del estudio de las funciones y de la variación al que han sido inducidos, en el 10º grado, con las calculadoras gráficas. Esta cultura es de una naturaleza numérico-gráfico-algebraica. El uso del cálculo formal, en la aplicación HOME de la calculadora simbólica, a pesar de su potencial, es marginal. En general, la pantalla HOME se utiliza solamente para calcular o comprobar el valor de la derivada. Las gráficas de la función y de su derivada son las herramientas que los estudiantes privilegian para conjeturar y justificar la variación, si la presión del contrato didáctico no es demasiado fuerte y si la tarea está más allá de las rutinarias, que es el caso en la situación de la entrevista.

 

Durante el primer año de la experimentación, los estudiantes integraron la aplicación HOME a los problemas sobre variación muy lentamente, con diferencias evidentes según su perfil personal. El desarrollo del conocimiento matemático desempeñó un papel importante en esta apropiación progresiva. En la primera fase, según lo notamos, incluso aunque los estudiantes eran capaces de utilizar la aplicación HOME para calcular, descomponer en factores la derivada o encontrar sus puntos nulos, ellos volvían a la ventana gráfica tan pronto como la situación o los resultados proporcionados por la calculadora se tornaban más complejos. Por ejemplo, ellos no estaban conscientes del hecho de que, una vez que una expresión algebraica que depende de una variable ha sido descompuesta en factores, uno puede fácilmente encontrar su signo para cualquier valor de la variable, y de que ello no depende del número de factores. Las estrategias más económicas del uso de la TI92, que nos imaginábamos a priori antes de cada entrevista, raramente fueron las estrategias que ellos eligieron. Prefirieron evidentemente estrategias como la "eliminación" y la "sobre-verificación". La conexión eficiente entre los registros algebraico y  gráfico requiere más tiempo para desarrollarse que lo que uno espera. La tarea para el estudio de su evolución instrumental en lo que concierne a la variación, que fue propuesta regularmente en las entrevistas, era la siguiente: una función fue definida mediante una expresión algebraica; se les pidió a los estudiantes hacer conjeturas sobre sus características y variaciones, y luego intentar probar estas conjeturas e interpretar las eventuales discrepancias entre las conjeturas y un trabajo más analítico. En la fase de conjetura, los estudiantes privilegian las exploraciones numéricas y gráficas; difícilmente movilizan la expresión simbólica dada, incluso si esta expresión proporciona información interesante, al menos a la "lectura simple".

 

La génesis instrumental conducirá a una evolución de los papeles respectivos de las diferentes aplicaciones de la calculadora. Como mencioné antes, durante la primera fase de esta génesis la aplicación gráfica juega un papel predominante en la fase exploratoria y de solución; la aplicación Table desempeña un papel de control; y la aplicación simbólica HOME juega un papel marginal (cálculo de la derivada, esencialmente). En una segunda fase, aunque todavía predomina la aplicación gráfica, la aplicación HOME es involucrada progresivamente para el cómputo de los valores exactos de la función y de su derivada, el cálculo de los límites, o para comprobar algunos resultados gráficos, con un papel de apoyo al trabajo gráfico. En una tercera fase tiene lugar una inversión: la aplicación simbólica se convierte en la herramienta predominante en el proceso de solución, en conjunto con el trabajo de papel y lápiz, mientras que la aplicación gráfica se convierte principalmente en una herramienta heurística, para la anticipación y el control.

 

Durante el primer año de la experimentación, nuestra atención fue atraída por la lentitud y los giros de esta génesis instrumental, y esto nos condujo a cuestionar el estado de las técnicas instrumentadas en la clase experimental, y las maneras en que dicho estado habría podido influir en la génesis observada. Quisiera ahora pasar a este segundo aspecto de la instrumentación.

 

 

IV. Las técnicas instrumentadas: un estado problemático, inclusive en ambientes experimentales.

En un ambiente CAS, la enseñanza combina dos tipos de técnicas: técnicas de papel y lápiz y técnicas instrumentadas. Cada una de ellas tiene, como precisamos arriba, un valor pragmático y un valor epistémico; en muchos casos, el valor epistémico es el que interesa enseñar tanto si no es que más que el valor pragmático. El estado institucional de las técnicas depende de los valores atribuidos a ellas. Es ciertamente fácil reconocer el valor pragmático de las técnicas instrumentadas, pero puede ser menos fácil determinar su valor epistémico. La inmediatez de los resultados se opone a él en un cierto sentido, pues sabemos perfectamente que, muy a menudo, es a través de los detalles de la manipulación técnica que el valor epistémico de una técnica de papel y lápiz llega a ser evidente. Tomemos un ejemplo muy simple: la técnica de la división euclidiana. Esta técnica tiene un valor epistémico evidente: desempeña un papel fundamental en la demostración de varios teoremas aritméticos, ayuda a los estudiantes a entender su carácter necesario y las conexiones entre estos teoremas. En un nivel más elemental, mediante la iteración del algoritmo de la división, los estudiantes pueden entender muy temprano por qué el desarrollo decimal de un número racional es necesariamente periódico. El uso de una calculadora, que despliega instantáneamente en pantalla el principio de la expansión decimal de cualquier número racional, y que en la mayoría de los casos simples permite que el estudiante conjeture la periodicidad y el período real, ya no tiene el valor epistémico del proceso de papel y lápiz. Más generalmente, el valor epistémico de las manipulaciones instrumentadas no se da enseguida. Esto es algo que requiere ser pensado y reconstruido. En el proceso de enseñanza, tiene que ser establecido con ayuda de situaciones adecuadas. Las experimentaciones que hemos realizado, y las que han sido emprendidas por diversos investigadores en esta área (véase por ejemplo Schneider, 2000; Kendal, Stacey, Pierce, por aparecer) proporcionan evidencia de que esto no es trivial, incluso si un análisis detallado de las "evoluciones espontáneas" de los profesores que trabajan en ambientes CAS demuestra que algunas de ellas se pueden interpretar retrospectivamente como intentos en esa dirección. Volveré a este punto más adelante, por cuanto requiere un análisis más profundo.

 

Lo que simplemente deseo enfatizar en este párrafo, y es lo que ha sido puesto en evidencia por la tesis de Defouad, es la dificultad que los profesores encuentran, incluso en ambientes experimentales, para dar un estado adecuado a las técnicas instrumentadas y para el manejo de éstas desde un punto de vista institucional. Las observaciones que realizamos durante el primer año ilustraron este fenómeno, revelando las distintas vidas que las técnicas de papel y el lápiz y las técnicas instrumentadas tuvieron en la clase experimental.

 

Después de una primera fase clásica de exploración y de trabajo artesanal, algunas técnicas de papel y lápiz llegaron a ser oficiales. Luego los estudiantes fueron entrenados para utilizarlas en diversos contextos, provocando un trabajo de rutinización. Un discurso de una naturaleza más teórica va junto con esta institucionalización de las técnicas oficiales, un discurso con fines explicativos y justificativos, incluso si los teoremas crucialmente importantes (como el teorema que liga el signo de la derivada y la variación de la función) no se demuestran formalmente a este nivel de enseñanza. Las vidas institucionales de las técnicas instrumentadas emergidas del estudio de la variación (las técnicas para el ajuste adecuado de las ventanas gráficas, para encontrar el signo de la derivada, para comprobar la equivalencia de las expresiones algebraicas,...) no son similares. La calculadora simbólica conduce a una explosión de posibles técnicas que se pueden utilizar para resolver cada una de estas tareas: piense por ejemplo en las diferentes opciones del comando Zoom que se ofrecen en la aplicación Graph, los diversos esquemas que uno puede utilizar para determinar el signo de una expresión para un valor dado de la variable, o para verificar una equivalencia algebraica. Enfrentados con tal situación, los profesores visiblemente experimentan dificultades y no se atreven a tomar las decisiones necesarias, como ciertamente lo harían en un ambiente más tradicional, incluso de manera inconsciente. Inicialmente, ellos se muestran más inclinados a hacer que sus estudiantes descubran hasta qué punto pueden hacer que la calculadora enriquezca sus estrategias de resolución, y esta da lugar a un estancamiento técnico improductivo. Y como la institución educativa no les proporciona ninguna regla o guía para tomar las decisiones, son menos sensibles a la necesidad de hacer alguna elección, y no están en condiciones de hacerlo de una manera racional. Esto lleva a una explosión de técnicas que, por las mismas razones, permanecen en un nivel relativamente manual, lo que constituye un obstáculo didáctico para la construcción progresiva de la actividad matemática instrumentada de una manera eficaz.

 

Otra diferencia se agrega a las precedentes. Cualquier técnica, si tiene que convertirse en algo más que un gesto aprendido mecánicamente, requiere de algún discurso teórico. Los tipos de discurso que pueden desarrollarse son bien conocidos para el caso de las técnicas oficiales de papel y  lápiz; es más, ellos están contenidos en el programa de estudios, los libros de texto, y otros recursos educativos. Para el caso de las técnicas instrumentadas, el discurso teórico tiene que ser construido. Una vez más las dificultades son obvias, pues este discurso reclamará por un conocimiento que va más allá de la cultura matemática promedio. Necesariamente entrelazará el conocimiento matemático estándar, el conocimiento sobre el artefacto, y el conocimiento sobre la transposición a la computadora del conocimiento matemático. Por ejemplo, el conocimiento que subyace a la asimilación de las técnicas para el ajuste de la ventana en la aplicación gráfica implica conocimiento matemático acerca de los procesos de discretización y sus posibles efectos, así como también de un conocimiento más específico sobre la manera de implementar estos procesos de discretización en el artefacto. El conocimiento que subyace a la asimilación de la equivalencia algebraica incluye algún conocimiento sobre los principios que rigen la representación de las expresiones algebraicas y numéricas en el software  CAS, sobre problemas tales como la existencia de formas canónicas o normales, sobre la distinción entre la equivalencia semántica y la sintáctica. Según lo enfatizado por B. Defouad, es a menudo difícil, si no imposible, tener acceso a la información acerca de las particularidades del artefacto. Este hecho lo condujo a refinar las tipologías de las restricciones introducidas previamente por Balacheff y Trouche, considerando cuatro diversos niveles de accesibilidad de la información, desde la información inmediatamente accesible en la interfaz del artefacto a la información totalmente inaccesible al usuario. Y él demostró que, muy a menudo, el discurso teórico necesario para un control razonable de las técnicas instrumentadas desarrolladas por los estudiantes requiere de información situada en el tercer nivel.

 

Bajo estas condiciones, no es difícil suponer que la construcción de un discurso teórico que sea relevante para las técnicas instrumentadas dadas y que esté bien adaptado al estado cognitivo de los estudiantes no es una tarea trivial. Un análisis a posteriori de las observaciones hechas en el salón de clase durante el primer año de la experimentación confirmó esta conjetura. El discurso teórico desarrollado sobre las técnicas instrumentadas había sido más bien pobre, episódico y carente de una estructura clara. No fue claramente incorporado al proceso de institucionalización, que esencialmente se ocupó del conocimiento relevante para el trabajo matemático con papel y lápiz. Estas características no ayudaron a las técnicas instrumentadas a conseguir un estatuto matemático, y tendieron a reducir su valor epistemológico. Incluso cuando fueron completamente legitimadas, mantuvieron un tipo de estado intermedio dentro de la cultura del salón de clase, y B. Defouad introdujo la noción "de técnicas localmente oficiales" para dar cuenta de este fenómeno.

 

Al principio no fuimos sensibles a estas diferencias. Nuestra atención en primer lugar fue atraída por la dinámica de esta "explosión–reducción", por el tiempo necesario para alcanzar un estado razonable de estabilidad, y por el carácter personal de estas dinámicas. Después, el análisis de los datos recogidos durante las observaciones en el aula nos permitió identificar las diferencias en el estatus y en el manejo de las que hemos hablado, y nos llevó a construir la interpretación que he articulado más arriba. Este análisis e interpretaciones fueron reinsertados en el diseño del trabajo de ingeniería en el segundo año experimental. El profesor, ahora sensible a estas dificultades, intentó enfrentarlos y, por nuestra parte, le ayudamos a construir formas adaptadas de explicación, justificación e institucionalización para las técnicas instrumentadas que seleccionó, con el fin de privilegiarlas y darles un estatus oficial en la clase. En el diseño, también prestamos mayor atención a la necesaria evolución del contrato didáctico con respecto a las técnicas instrumentadas, a lo largo del año académico, tomando en cuenta tanto la evolución de la instrumentación como del conocimiento matemático. Esta estrategia tuvo resultados muy positivos en términos de la génesis instrumental. Para los estudiantes, ello corresponde a una ganancia de aproximadamente tres meses si comparamos, por ejemplo, el comportamiento observado durante las entrevistas.

 

 

V. Las exigencias matemáticas de la instrumentación y el valor epistémico de las técnicas instrumentadas.

He introducido anteriormente una distinción entre el valor pragmático y valor epistémico de las técnicas. También he precisado las exigencias matemáticas de una instrumentación eficiente. Estas exigencias incluyen una componente que no ha sido tomada en cuenta por la enseñanza tradicional de las matemáticas, diseñada con el fin de posibilitar el aprendizaje en ambientes estándares. Para aclarar este punto, volveré a tratar solamente dos cuestiones anteriormente mencionadas: la cuestión del ajuste de la ventana gráfica y  la equivalencia algebraica.

 

El dominio de las técnicas de representación gráfica asociadas al estudio de las funciones reales, en un ambiente de papel y lápiz, no obliga al estudiante a entender los procesos de discretización y sus posibles efectos ligados al manejo de la representación de funciones en una computadora. Para comprobar esta aserción, es suficiente proponer a estudiantes avanzados en matemáticas, o a profesores que no estén familiarizados con las gráficas por computadora, situaciones tales como las que se han desarrollado en el IREM de Montpellier (Trouche, 1994), por ejemplo la siguiente: a los estudiantes se les presentan diferentes representaciones gráficas de la función real   definida como  para  positivo y . Algunas de las gráficas tienen demasiadas oscilaciones de amplitud decreciente, según lo esperado, pero el número de oscilaciones puede ser muy diferente, dos son estrictamente monótonas, crecientes o decrecientes, con el eje  como asíntota horizontal, otra es horizontal al eje . Los estudiantes tienen que explicar por qué es posible tal diversidad de gráficas y encontrar la manera de reproducir fenómenos análogos en su calculadora personal, y más generalmente, en cualquier clase de calculadora gráfica.

 

La cuestión de la equivalencia entre las expresiones algebraicas es más compleja, ya que está ligada a problemas teóricos cruciales. Como lo enfatizó A. Kovacs (1999) en un reciente estudio sobre el álgebra por computadora:

 

A fin de representar objetos en un sistema de cómputo algebraico, uno tiene que elegir entre tanto la forma como el nivel de la estructura de datos. El problema de "cómo representar un objeto" llega a ser aún más difícil cuando uno observa que algunos criterios (cantidad de memoria, tiempo real  de cómputo) pueden también desempeñar un papel importante en la representación (...) Ahora está claro que puede ser mucho más difícil encontrar una buena estrategia para representar objetos de una manera única que satisfaga simultáneamente varios criterios. Por lo tanto, en la práctica, un objeto puede tener varias representaciones diferentes. Esto, sin embargo, da lugar al problema de detectar la equivalencia cuando se presentan diversas representaciones del mismo objeto. A su vez, esto conduce a las nociones de representaciones canónicas y normales y a la simplificación.

 

Como lo menciona Kovacs en el mismo artículo, muchos de los objetos manipulados en el cálculo formal no tienen una representación canónica, ni siquiera una representación normal. Igualdades que son muy fáciles de probar (a mano), tales como , son difíciles de detectar formalmente en los sistemas en los cuales los números algébricos se representan por medio de polinomios[9]. La resolución de los problemas que surgen de la manipulación simultánea de varios números algébricos está en la base de la investigación actual en cálculo formal.

 

Incluso si el contexto es más elemental, el uso de un dispositivo CAS obliga necesariamente a que los estudiantes se enfrenten a problemas sobre equivalencia y simplificación; los experimentos concuerdan en este punto. Por una parte, por ejemplo, al introducir una expresión en la TI-92 o en la TI-89, el estudiante se enfrenta con el resultado de una evaluación realizada automáticamente por la calculadora. Este resultado puede ser muy diferente a la expresión inicial, desde un punto de vista semiótico, y el estudiante está en una posición diferente de aquella que corresponde al trabajo en papel y lápiz en la que, simplificando gradualmente, él sabe cuáles son las diversas expresiones intermedias que él mismo ha producido. Por otra parte, los algoritmos puestos en ejecución inducen una mayor diversidad en las representaciones semióticas de los objetos matemáticos que cuando se trabaja usualmente con papel y lápiz en el salón de clases. En el trabajo ordinario en el aula, las formas semióticas se eligen cuidadosamente, y las transformaciones que van a ser utilizadas se codifican cuidadosamente; esta codificación permanece implícita como parte del contrato didáctico. El dispositivo CAS rompe estas normas institucionales produciendo con frecuencia resultados inesperados. Los problemas de equivalencia que tienen que ser manejados van mucho más allá de lo que usualmente toma a su cargo la enseñanza.

 

Las exigencias matemáticas que acabamos de evocar son requerimientos matemáticos ligados a las prácticas instrumentadas en el nivel de la enseñanza secundaria. Deberíamos agregar las exigencias matemáticas ligadas a la distinción entre los cómputos exacto y aproximado, pues la investigación realizada con dispositivos CAS en el nivel secundario evidencia la importancia del conocimiento correspondiente para el uso controlado de estos ambientes. En lo que concierne a este punto particular, los experimentos recientes tienden a mostrar que el uso del dispositivo CAS podría ser, por esa razón, un medio eficiente para negociar un trabajo matemático fructífero en el salón de clase. Esta negociación parece más difícil en ambientes más estándares. Por ejemplo, A. Biribent ha demostrado, en su reciente tesis doctoral (Biribent, 2001) que, por más de cincuenta años, la enseñanza secundaria francesa no ha podido hacer frente adecuadamente a estas dos facetas de los cómputos matemáticos, y que el desarrollo de la tecnológica no ha mejorado esta situación, hasta ahora.

 

Aquí hemos mencionado solamente algunas exigencias matemáticas que los estudiantes secundarios necesariamente encuentran al trabajar con un dispositivo CAS. En los niveles más avanzados, otras exigencias se presentarán necesariamente, especialmente aquellas ligadas a la complejidad y efectividad de los cómputos.

 

Hasta ahora, me expresé en términos de las exigencias matemáticas, pero un cambio en nuestro punto de vista permitirá que regresemos a la cuestión del valor epistémico de las técnicas instrumentadas, y a través de él, a la cuestión relativa a las relaciones entre el trabajo conceptual y el trabajo técnico, que es la base de nuestra reflexión. En nuestra investigación, de hecho, identificamos primeramente lo que habíamos percibido como las exigencias matemáticas para un trabajo instrumentado eficiente y controlado. Estas exigencias fueron mucho más allá de las ambiciones de la enseñanza habitual, y entonces nos preguntamos cómo podrían ser negociadas y  satisfechas, en una cultura educativa donde los valores fueron esencialmente definidos independientemente de la tecnología. De este modo, nosotros éramos especialmente sensibles a los conflictos entre los valores que esta situación podría generar. Un cambio de punto de vista era necesario para analizar estas exigencias en términos del valor epistemológico de las técnicas instrumentadas.

 

Anteriormente, en este mismo texto, he precisado que el valor epistémico de las técnicas instrumentas, es decir, la manera en que ellas contribuyen a la comprensión de los objetos que pueden involucrar, no era inmediatamente accesible. A posteriori, tengo la sensación de que las situaciones que nosotros hemos diseñado, probado y refinado progresivamente a lo largo de las diversas experimentaciones, y los resultados que se han obtenido de ellas, serán valiosas al reflexionar sobre este problema.

 

Todo ello me ha conducido a identificar dos fuentes complementarias en lo que el trabajo matemático instrumentado por un dispositivo CAS puede ofrecer a la conceptualización y, más generalmente, al progreso del conocimiento matemático:

 

  • una primera fuente yace en el dominio de las técnicas instrumentadas, lo que considerábamos como una restricción, al principio;
  • una segunda fuente yace en el nuevo potencial ofrecido por el trabajo instrumentado; esta es una fuente más fácil de identificar y, por esa razón, está más presente en la literatura sobre el uso de los dispositivos CAS.

 

El ejemplo de la equivalencia y de las simplificaciones algebraicas evocadas es para mí paradigmático del primer caso. En nuestras experimentaciones, de los grados 9 a 12, apareció como un motor eficaz para la construcción de situaciones didácticas  que permiten que los profesores preparen, gestionen y trabajen con sus estudiantes los problemas ligados a la dualidad exacto/aproximado, la sintaxis de las expresiones algebraicas, las relaciones entre la semántica y la sintaxis, y el estatus de los números. Como cualquiera lo sabe, tales problemas son difíciles de tratar correctamente en ambientes estándares, que involucran sólo calculadoras científicas y gráficas (Artigue y otros, 1995), (Guin y Delgoulet, 1997). Éstas son nuevas situaciones que no tienen contrapartes inmediatas en el ambiente de papel y lápiz. Generalmente no son construcciones complejas, pero las experimentaciones probaron su eficacia y fácil manejo por los profesores. A través de ellas, compensamos parcialmente la reducción del valor epistémico inducida por la inmediatez de los resultados.

 

El ejemplo relativo al acceso a la generalización, a través del cómputo simbólico que combina parámetros, me parece un ejemplo paradigmático de la segunda fuente mencionada arriba, en el nivel secundario por lo menos. La enseñanza secundaria en Francia trabaja con objetos matemáticos particulares (ecuaciones, funciones,...) Las situaciones que involucran parámetros pueden ser consideradas como un primer paso hacia la generalización, ya que son accesibles en un momento en que el trabajo con objetos que están definidos por condiciones genéricas no tenga sentido. Estas situaciones han desaparecido progresivamente de la enseñanza y de los libros de texto. Los cómputos algebraicos que involucran parámetros parecen estar cada vez más lejos del alcance de los estudiantes en la enseñanza masiva que ahora predomina. Las calculadoras gráficas permitieron la introducción de las familias de objetos funcionales, pero el trabajo matemático completamente situado en el nivel gráfico. CAS ha permitido la conexión entre el trabajo gráfico y el trabajo simbólico; ha permitido que los estudiantes prueben de una manera simbólica las regularidades observadas gráficamente. Esta palanca ha sido fuertemente utilizada en los diversos diseños de ingeniería didáctica que hemos desarrollado para los grados 11 y 12 (Lagrange, por aparecer), (Trouche, 1996). Su papel  también ha sido enfatizado en el trabajo de investigación realizado en el Instituto Freudenthal (Drijvers, 2000), y es interesante notar tal convergencia en las opciones estratégicas entre dos proyectos de investigación independientes.

 

Claramente estamos aquí en un registro diferente: lo que cuenta es el potencial que ofrece CAS para obtener resultados muy rápidamente, para reconsiderar un cómputo previo substituyendo en él un parámetro por un valor numérico, y la ayuda que CAS puede ofrecer como asistente para el cómputo y las pruebas simbólicas a estudiantes cuyo fondo técnico es limitado.

 

Entender el potencial de CAS para la enseñanza y el aprendizaje de las matemáticas requiere, en mi opinión, de una reflexión profunda sobre el posible valor epistémico de las técnicas instrumentadas, tomando en consideración estas dos facetas, a priori diferentes. El valor epistémico, por supuesto, no es algo que se puede definir de una manera absoluta, depende de los contextos cognitivos e institucionales. Del análisis contextual de este potencial a su realización efectiva hay un largo camino, con situaciones por construir, probar su viabilidad, tomando en cuenta la conexión y la competencia entre las técnicas de papel y lápiz y las técnicas instrumentadas, sin olvidarse de la negociación institucional de las necesidades matemáticas específicas, una negociación que, inclusive hoy, no es fácil.

 

 

VI. Conclusiones.

En este artículo, mirando en retrospectiva diferentes proyectos de investigación, he intentado contar una historia: la historia de una toma de conciencia y de una comprensión progresivas. Se refiere a la complejidad de las relaciones entre el trabajo conceptual y el trabajo técnico, y al papel crucial de los problemas de la instrumentación. También se refiere al hecho de que estos problemas no pueden ser tratados correctamente sin considerar los contextos institucionales, las limitaciones que estas instituciones imponen y el potencial que ofrecen a la enseñanza y el aprendizaje de las matemáticas, especialmente mediante las normas y los valores que las definen. Hoy, tenemos la sensación  de que podemos plantear las preguntas en términos más adecuados, tenemos también la sensación de que la investigación que se ha realizado, hasta ahora, ha permitido que entendamos mejor:

 

  • las dificultades de una integración eficaz de CAS en la enseñanza de las matemáticas;
  • las razones que podrían explicar el éxito de algunos de nuestros experimentos y la falla de otros;
  • la manera de transmitir a otros el conocimiento que hemos construido.

 

Pero estamos ciertamente muy lejos de contar con respuestas fundamentadas a la multiplicidad de preguntas que han surgido de estos proyectos de investigación.

 

 

Referencias

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* Traducción realizada con fines educativos por el MC José María Bravo Tapia, para el Diplomado El uso del sistema de cómputo simbólico Voyage 200™ como recurso didáctico, Nivel Básico, del articulo Artigue M. Learning Mathematics in a CAS Environment: the Genesis of a Reflection about Instrumentation an the Dialectics between Technical and Conceptual Work. CAME Forum 2002.

 

Revisión y correción de la traducción por MC José Ramón Jiménez Rodríguez, Departamento de Matemáticas, Universidad de Sonora, Diciembre de 2003.

[1] Las clases de CPGE, en Francia, son clases específicas donde los estudiantes seleccionados se preparan para las difíciles competiciones que les permitirán ingresar a las escuelas más famosas de ingeniería y de negocios. Este es un programa de dos años después de la secundaria superior.

[2] La palabra "institución" tiene que ser entendida en esta teoría en un sentido muy amplio: la familia es una institución, por ejemplo. Cualquier práctica social o cultural ocurre en el seno de una institución.

 

[3] Nos hicimos más sensibles a este fenómeno al escuchar las discusiones vehementes generadas por el aspecto de la calculadora simbólica TI92, en 1995, y a la sensación entonces expresada por muchos profesores, de que si tuviera una TI-92, cualquiera podría por ejemplo tener éxito en los exámenes de matemáticas al terminar la secundaria superior, pues la TI-92 realiza todo el trabajo matemático necesario.

 

[4] El enfoque antropológico enfatiza el hecho de que los objetos matemáticos no son directamente accesibles a nuestros sentidos: son objetos "no ostensivos"; trabajamos con éstos a través de las representaciones ostensivas que pueden ser de naturaleza muy diversa: el discurso, esquemas, dibujos, representaciones simbólicas, gestos, materiales manipulables... El trabajo con los objetos ostensivos determina el desarrollo de los objetos no ostensivos asociados, y a su vez es determinado por el estado de desarrollo de éstos.

 

[5] Las restricciones de comando son aquellas generados por los comandos disponibles, su rango de eficacia..., las restricciones de organización están ligadas al hecho de que el  trabajo con un instrumento específico influye sobre la manera en que planeamos y organizamos nuestro trabajo matemático, tomando en consideración su ergonomía y maneras específicas de funcionamiento.

 

[6] TICE: Tecnologías de la comunicación y de la información aplicadas a la enseñanza, por sus siglas en francés.

[7] Traducimos como "escolástico" la palabra francesa "scolaire". Se dicen que un estudiante es "scolaire" si él (ella) intenta principalmente adaptarse a las condiciones institucionales y tener éxito con esta adaptación, si él (ella) actúa principalmente tomando en cuenta el contrato didáctico.

[8] Las actividades que se proponen a los estudiantes y su gestión didáctica ciertamente juegan un papel esencial.

[9] Observe que la calculadora TI-92 transforma automáticamente la primera expresión dada arriba en la segunda y reconoce de este modo su equivalencia, pero por ejemplo, no reconoce la equivalencia entre  y .